Arturo González González
La globalización como la conocíamos está cambiando por decisiones tomadas por nuestro principal socio comercial. Desde 2017, Estados Unidos aplica acciones para disminuir su dependencia con China. Dichas medidas son la guerra comercial y tecnológica, el proteccionismo y la integración económica de Norteamérica. Por eso, el vecino del norte impulsa una nueva globalización regionalizada con la reubicación de sus cadenas globales de producción (farshoring) para reconstruir o crear nuevas cadenas nacionales (onshoring) y establecer o fortalecer las regionales (nearshoring).
Las razones del nearshoring es que representa para EEUU menos riesgo geopolítico, cadenas más cortas y manejables, cercanía con su mercado y un costo de transporte más bajo. En este contexto México tiene oportunidades gracias a su cercanía con EEUU, sus ventajas competitivas y su integración vía el TMEC a la gran región de Norteamérica que compite con los otros dos grandes mercados regionales que se están fortaleciendo: Europa y Asia Oriental.
Nuestro vecino del norte está en proceso de construir y/o restablecer en Norteamérica cadenas de producción y suministro en tres sectores industriales estratégicos. 1) Semiconductores: componentes vitales para la industria de alta tecnología, automotriz y aeroespacial. 2) Baterías para autos eléctricos. Y 3) Ingredientes farmacéuticos activos: necesarios para abastecer su enorme mercado de consumo de medicamentos. Pero hay otros bienes que serán atraídos por le nueva fiebre del nearshoring, tales como: bienes de capital, autos eléctricos y de combustión, aeronaves, computadoras, tabletas y teléfonos inteligentes, entre otros.
Nuestro país cuenta con ventajas competitivas relevantes para aprovechar la ola del nearshoring. En principio se observa una tradición exportadora sólida en equipos de transporte, computación y electrónicos e industria química, principalmente. México ya cuenta con cadenas de suministro e infraestructura logística que facilita la atracción de inversión, además de que ha desarrollado un tejido institucional y regulatorio propicio. La proliferación de parques y clústeres industriales permite albergar de manera relativamente rápida las naves necesarias para producir los bienes demandados para la exportación.
México es también un gran importador de bienes intermedios provenientes de EEUU, lo cual aumenta el componente regional de los productos terminados, como exige el TMEC. Para los inversionistas extranjeros resultan además atractivos el crecimiento del mercado interno mexicano, la cercanía y acceso al mercado estadounidense, la disponibilidad de mano de obra calificada, la existencia de un entorno de negocios, la facilidad de localización y los relativos bajos costos productivos. Todo esto abre una ventana de oportunidad para que las empresas familiares se conecten a las cadenas de proveeduría que demandarán las compañías que se instalen en el espacio norteamericano.
Pero no todo está hecho, existen numerosos retos que hay que superar. Entre las tareas que México debe cumplir para aprovechar el nearshoring. Entre ellas, están: atraer inversión extranjera de calidad, que permita un desarrollo más duradero, sostenible y con mejores salarios; impulsar la industria manufacturera local, es decir, no sólo esperar a que lleguen grandes empresas extranjeras, sino desarrollarlas aquí mismo; vincular sector local manufacturero con sector de exportación para que las cadenas de proveeduría tengan un mayor porcentaje de empresas mexicanas; mejorar la infraestructura logística, principalmente en transporte y energía, que permita una mayor capacidad productiva y una mejor distribución de bienes intermedios y terminados; mejorar los niveles educativos y las condiciones sociales de la población, es decir, equilibrar el piso de las oportunidades, y, por último, ampliar la oferta de hospedaje industrial clase A para contar con los espacios de localización de nuevas empresas.
Pero también hay tareas que deben cumplir las empresas familiares que quieran aprovechar las oportunidades del nearshoring. La primera de ellas es informarse, acercarse el acervo necesario para entender el momento histórico, político y económico en el que se desenvuelven; una familia empresaria informada, con contexto global, nacional y local, es una empresa que puede tomar mejores decisiones. También deben institucionalizarse, crear y perfeccionar sus gobiernos corporativos y consejos de administración y establecer procesos claros, serios y medibles de sucesión patrimonial y directiva, compliance y responsabilidad social y ambiental.
Las familias empresarias tienen que profesionalizarse para salvar de la mejor manera los conflictos que genera la toma de decisiones en el ecosistema familiar, y la mejor forma de hacerlo es creando y aplicando un protocolo familiar. Además, la certificación de procesos técnicos, productivos, administrativos y de responsabilidad es fundamental para comprobar el compromiso de las empresas familiares con la solidez y la supervivencia del binomio empresa-familia. Por último, nada de lo anterior tendrá un impacto multiplicador si no se comunica bien a proveedores y clientes, actuales y potenciales, y a la sociedad en general. Si tu empresa familiar está preparada para entrar a las nuevas cadenas regionales de producción, debe comunicarlo.
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